WU WEI (NO ACCION)


Wu Wei ( No Acción):
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Wu wei (en chino "No Acción"; tradicional: 無為; simplificado: 无为; pinyin: wúwéi ) describe un importante aspecto de la filosofía taoísta en el cual la forma más adecuada de enfrentarse a una situación es no actuar (forzar), si bien se hace mucho énfasis en la literatura taoísta que no es lo mismo no actuar que no hacer nada. 
También significa "sin esfuerzo" y "crecimiento" las plantas crecen por wu wei, es decir no hacen esfuerzos para crecer, simplemente lo hacen. El Wu Wei sería, pues, una forma natural de hacer las cosas, sin forzarlas con artificios que desvirtúen su armonía y principio.
En la caligrafía Zen el Wu wei es representado como un círculo.
Imagen De Spoktu - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=9672478
Filosofía:
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Algunos capítulos del escrito más importante del taoísmo, el Tao Te Ching, atribuido a Lao-Tsé, hace alusión a la "acción decreciente" o "voluntad menguante", como los aspectos clave en el éxito del sabio. La filosofía taoísta reconoce que el universo ya funciona armoniosamente de acuerdo con sus propios principios; cuando el ser humano enfrenta su voluntad contra el mundo, altera la armonía que ya existe. Esto no significa que las personas deban renunciar a su voluntad. Más bien, se trata del cómo actúa en relación a los procesos naturales críticos existentes.
El Wu wei también ha sido traducido como "quietud creativa" o el arte del "dejando ser". Esto no supone un desdén de la razón, más bien es una manera de entender que el Tao está dentro de todas las cosas y seguir ese "camino". Una manera de imaginarse el Wu wei es a través de los escritos de Lao-Tsé donde indica cómo gobernar un reino. En ellos, compara las actividades de gobernar y freír un pescado —mucho calor y la comida se arruina—, es decir, promover el orden pero no oprimir. Para lograr esto, hay que comprender las necesidades del pueblo y no ir en contra de ellas.
Orígenes:
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En la antigua forma china tradicional de entender el gobierno (parcialmente confuciana), un soberano sabio sólo tiene que sentarse en el lugar adecuado, practicando la virtud, y su país estará así bien gobernado. En la obra Lun Yu II.1, Confucio compara un príncipe virtuoso con el Polo Norte: Él no se mueve y los diez miles seres se transforman. Hay justificaciones mágicas detrás de esta idea del poder obtenido por medio de "wu wei". Es la teoría de la "Correspondencia" o la "sincronicidad" de Jung, donde el macrocosmos es reflejado (o incluso duplicado) en el microcosmos. De acuerdo con esta teoría, ordenar el palacio del emperador es gobernar bien el país: el palacio es una reproducción homotética del país. La historia china está llena de ejemplos de desastres naturales entendidos como la apertura de una nueva puerta en los muros del palacio imperial. Algunos filósofos, por ejemplo Wang Chong han cuestionado la validez de esta teoría. Una forma más práctica de ver esta teoría podría ser que, haciendo disfrutar al príncipe del "hacer lo menos posible" se restringe el abuso de poder.
En los textos taoístas originales, el Wu wei se asocia a menudo con el agua y su naturaleza pasiva. Aunque el agua es blanda y aparentemente débil, tiene la capacidad de erosionar lentamente la roca sólida. El agua no tiene voluntad (p. ej. voluntad de ajustarse a una forma), oponiéndose a la madera, piedra o cualquier material sólido que pueda ser roto en pedazos. Puede, no obstante, llenar cualquier contenedor, tomar cualquier forma, fluir hasta cualquier sitio e incluso escurrirse por los agujeros más pequeños. Cuando se divide en miles de pequeñas gotas, el agua aún tiene la capacidad de unirse de nuevo y, en ocasiones, formar parte del inmenso océano. Además, debido a que siempre fluye pendiente abajo, el agua permanece en el "valle oscuro" -donde la vida biológica es regenerada- una analogía de los órganos reproductores. Es, por tanto, la práctica del pensamiento Wu wei un modo de actuar que no deja trazas en la naturaleza, invisible, armonioso y que no se delata a sí mismo. Una especial forma de fluir sin influir, de vivir sin interrumpir y de favorecer sin impedir.

Dejo a su consideración estos interesantes datos a los que tiene el libre albedrio no solo de acceder; sino de incorporar a su mundo particular.
Sin más con todo afecto.
Su siempre amiga
Marta Peña

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